Menuda sorpresa me llevé. Acabo de llegar de vacaciones en la Costa Dorada (Cataluña, España) y he realizado un descubrimiento increíble. Resulta que los pollos de este lugar no hablan castellano (o español, como prefiráis). Pero no os creáis que se trata de pollos sin estudios. ¡Qué va! como veis en la primera foto, estos pollos hablan catalán, francés, inglés y alemán, poca broma. Yo creo que son pollos recién llegados de otro sitio, porque si no, solamente escuchando a todos los veraneantes aragoneses, navarros, riojanos y catalanes castellanoparlantes que pasan por delante de su puesto, habrían aprendido en pocos días. Seguro que sí. Bueno, pensándolo mejor, si se quedan a vivir tienen el peligro de que en poco tiempo se les pueda olvidar (al menos) el inglés y el alemán, más que nada por falta de uso.