Mi rincón preferido para perderme en Roma sería cualquier café de la zona del Campo Marcio. Sensaciones como perderte entre calles, tomar un café en S. Eustachio (ver entrada antigua), visitar los cuadros de Caravaggio en la iglesia de los franceses o encontrarte de frente con el Panteon al salir de una calle en la que no esperabas ver nada, son geniales para cualquier sibarita que no quiera (o no pueda) gastarse mucho dinero. A eso hay que añadirle las heladerías de la zona, visita obligada. Una forma genial de terminar el paseo es tomándote una cerveza en el McDonalds de la Piazza del Panteon. Alguno se preguntará: "¿En el McDonalds? ¡Qué poco estilo!" Pues hombre, la verdad es que no tiene mucho glamour. Pero si te sientas en la terraza tienes las mismas vistas a la fachada del Panteon y la fuente de Bernini que en el resto de restaurantes. En dos segundos se te ha olvidado dónde estás. Y, de paso, te aseguras que el buen humor no se te va a amargar cuando te traigan la cuenta. Las cafeterías y restaurantes de la zona viven de engañar a los turistas. Creo que en este caso el sentido común vence a la falta de glamour.
lunes, 1 de marzo de 2010
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