Hace unos días visité Villena. Es una ciudad con muchos contrastes. Por un lado, cuentan con un patrimonio impresionante, un castillo muy bien conservado, y gentes amables y simpáticas como pocas. Nos llamó mucho la atención una exposición sobre graffiti antiguos en la provincia de Alicante, que vale la pena ver. Y nos llevaron a comer a un sitio donde pedimos el menú de degustación de la gastronomía loca: una maravilla. Sin embargo, todavía queda mucho trabajo por hacer. El gran castillo está rodeado de un paisaje bastante descuidado. Pero con trabajo (y dinero) se puede arreglar, algo que en otros sitios resulta imposible, ya que hay suficiente materia prima.
La vista de los tejados desde el castillo no es la más favorecedora, pero me llama la atención el bosque de tejas, que guarda cierta relación con el pasado islámico de la ciudad.
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