Este fin de semana he estado en León, y me he encontrado las paredes de algunas calles también plagaditas de estas bellezas llenas de patas y de pelos. Ésta, en concreto, vive en la calle que lleva desde el palacio de la Diputación hasta la iglesia de San Isidoro, junto a los jardines que recorren la muralla este de la antigua sede de la Legio VII Gemina. No pude comprobar si estaban nerviosas como las de La Oliva o no, porque tenía prisa. Pero está claro que estos bichitos habitan nuestras calles y monumentos, y conviven con nosotros. El otro día leí una estadística que decía que una persona de 80 años se traga, a lo largo de su vida, una media de 3 arañas mientras duerme.... habrá que revisar el dicho: en boca cerrada no entran... ¿moscas?.
Esta entrada va dedicada a mi amigo Javier, de Barcelona. No le gustan mucho las arañas, pero ya sabes lo que dicen, si no quieres sopa, toma dos cazos. :-)
Esta entrada va dedicada a mi amigo Javier, de Barcelona. No le gustan mucho las arañas, pero ya sabes lo que dicen, si no quieres sopa, toma dos cazos. :-)
Pero que asco de arañas!!! Casi me han dado arcadas al leer lo de la estadística. ¿Sabes que es uno de mis miedos peores sobre las arañas?
ResponderEliminarUna noche de Agosto en el pueblo, en Soria, me desperté notando un pequeño peso y movimientos sobre mi pecho y pensé: -Mierda, ¡una araña! El miedo y un sudor frío se apoderaron de mí. Me atreví a encender la luz y cual fue mi alegre sorpresa al ver que era un saltamontes verde "gigantesco", no se si era una langosta. ¡Qué alivio! Jajajajajaja.
Pero otro día de otro verano también en el pueblo me levanté, me arreglé, y cuando me iba a poner las bambas, al mover un poco una de estas, zas, sale corriendo una arañita pequeña. El susto que me llevé fue pequeño. Desde entonces, cada vez que me voy a calzar en Soria muevo siempre las bambas por si llevan sorpresa. Jajajajaja!!!!
Un abrazo Pablo y muchas gracias por la dedicatoria en este divertido e interesante blog!