Era uno de los puestos estrella de la feria. No pegaba mucho en una feria de montaña, pero estaba todo tan rico que importaba poco. Vendían las típicas conservas: sardinillas, boquerones, atún, gulas, mejillones, etc. Vamos, lo ideal para preparar una cena con un buen vino blanco y mandar a la porra la dieta, que siempre se puede recuperar al día siguiente (eso es lo bueno de las dietas). En la tercera foto podéis ver el proceso de preparación de unos pinchos de bonito con anchoa. Justo ahí se ven tres botes de paté de langosta, bonito y cabracho que compré pensando en lo que os decía en el párrafo anterior. La verdad es que los tres estaban bastante ricos, pero sigo pensando que este tipo de cosas, cuanto menos "espectaculares" son los productos, mucho mejor. El paté de bonito es, en mi opinión, de mucha más calidad que el de langosta o cabracho. En la cuarta foto veis una de las estrellas de la feria: por un 1,5€ podías comer un pedazo pincho-bocadillo riquísimo. Hacían una pasta de atún y anchoa que elevaba el colesterol, ácido úrico y qué sé yo a niveles celestiales.
Por cierto, se llaman Conservas Arlequín, son de Cantabria y tienen la página web en construcción: http://www.conservasarlequin.com
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