Lo bueno de estar en una ciudad de costa es que hay pescado fresquísimo todos los días. Uno podría seguir las cajas de pescado desde el barco hasta la pescadería y no tardaría ni veinte minutos. Yo destacaría las sardinas, todos los peces de arena (gallos, rodaballos, platijas, etc.), las doradas y las lubinas (aunque seguro que me dejo algo). A mi también me encanta la sepia y cualquier cosa que se pueda hacer a la brasa. Mirad la primera foto: el rojo de la sangre del atún parece carne de chuletón. Por cierto, ¿alguien sabe el nombre del pez rojo de la tercera foto? Tenía una especie de trompa y no lo había visto nunca.
lunes, 31 de agosto de 2009
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