Muchos nombres de calles parecen inventados por alguien tan simple, tan simple, que parece ridículo. Los maestros de esta habilidad fueron los romanos. Cuando llegaron a Hispania, la dividieron en dos provincias que llamaron "Citerior" y "Ulterior". Literalmente "La de más acá" y "La de más allá". Es sólo un ejemplo de tantos.
El caso que nos ocupa es la Calle Salsipuedes de Pamplona. Está en la Plaza de San José, en un lateral de la Catedral. No es muy difícil imaginarse cómo es: un callejón sin salida. Se trata de un nombre tradicional, no propuesto por la autoridad competente sino por el pueblo de Pamplona. Tiene pinta de frase pronunciada por un perseguidor al ver que el perseguido se adentraba en ella. La escena bien podría haber sido de la siguiente manera: Pamplona, principios del siglo XVIII. Una persecución de varias personas con capas y espadas, a lo Alatriste. El malo toma el camino de la catedral, pensando que encontrará refugio en alguna de las callejuelas del La Navarrería. Pierde ventaja y cuando gira a un pequeño callejón se da cuenta de que al fondo sólo hay una pared y una entrada a un convento. Todo grupo perseguidor pensaría lo mismo: "Sal si puedes". Ni el peor guionista de Hollywood podría haberlo hecho peor.
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