Acabo de volver de México donde he estado dos semanas para participar en un congreso. Me han enseñado parte de México D.F., provincia de México y Michoacán. Ha sido impresionante y me he venido con más de dos mil fotos, de las cuales haré una estricta selección y prometo entradas llenas de exotismo, belleza y también -por qué no- alguna un poco asquerosilla para darle cierto toque "picoso". Los mexicanos son gente amable, simpática y que nos han acogido como no lo habían hecho en ninguna otra parte. Tienen un país genial.
Tanto el viaje de ida como el de vuelta han sido toda una odisea. Partí el día 11 de septiembre (menuda fecha). A la llegada a México DF. estaba cayendo una tromba mundial. Yo tenía ventanilla y pude ver cómo caían varios rayos al lado del ala, que no impactaron por varios metros. Fue, sin duda alguna, el aterrizaje más terrorífico que haya tenido nunca
Pero lo mejor estaba reservado para la vuelta. Salimos desde Morelia el sábado día 26 a las 10 de la mañana hacia el aeropuerto de México. El viaje con Air France nos llevaría a Madrid haciendo escala en París. No hubo ninguna novedad hasta una hora después de empezar el vuelo. Entonces, empezamos a notar un fuerte olor a quemado que nos hizo ponernos nerviosos. Al rato, se desconectaron todas las televisiones y varias cosas eléctricas del avión. Entonces el capitán anuncia que, debido a un fallo eléctrico desconocido, tenemos que hacer un aterrizaje no previsto en Montreal (Canadá). Al aterrizar, entre 15 y 20 camiones de bomberos llegaron hasta nosotros con las sirenas a tope, y nos hacen bajar del avión. Así que estuvimos entre tres y cuatro horas en Montreal, hasta que nos dicen que ya habían arreglado el problema. Nos montamos en ¡el mismo! avión y seguimos hasta París. Os podéis imaginar que la tensión se podía cortar con tijeras.
En París, por supuesto, todos los pasajeros habíamos perdido las conexiones y nos dicen que nos alojaban en un hotel. Para nuestra sorpresa, nos mandan a un Ibis (lo más barato), pero sólo a los españoles y mexicanos. Al resto los reparten por otros hoteles de cadenas de más categoría. Este tipo de cosas son las que hacen que cojamos cariño a los franceses..... Pero la odisea no terminó ahí. Después de una noche bastante incómoda por la dudosa limpieza de las sábanas, nada dudosa suciedad del cuarto y el desayuno más cutre que haya visto en años, llegamos otra vez al aeropuerto.
Nos montamos en el avión que nos llevaría a Madrid y, tras 15 minutos esperando, el capitán avisa de que el sistema de oxígeno del avión no funciona y que tienen que ir a repararlo. A los 30 minutos avisa de que lo han cambiado pero que sigue sin funcionar y 20 minutos después nos dice que ya lo han arreglado. Ya no sabernos si creérnoslo o no.... Por supuesto, toda la información sólo en inglés y francés a pesar de que íbamos a Madrid
Llegué a Madrid el 28 a las 11:00. Ahí los "amables" dependientes de Airfrance nos informan de que no tenemos derecho a indemnización alguna porque el primer incidente se debió a un fuego en la zona de carga, y que el aterrizaje fue grave y de emergencia, y por tanto ellos no tienen la culpa. Que el resto de inconvenientes (perder un día de trabajo, además de más de una hora de retraso en el último avión) no eran culpa suya y que no teníamos derecho a nada.
Es la última vez que vuelo con Air France. Creíamos que, puesto que ellos protagonizaron el último gran accidente de aviación en el Atlántico, extremarían la seguridad y la amabilidad para sus clientes...... pero parece que han optado por todo lo contrario.
Tanto el viaje de ida como el de vuelta han sido toda una odisea. Partí el día 11 de septiembre (menuda fecha). A la llegada a México DF. estaba cayendo una tromba mundial. Yo tenía ventanilla y pude ver cómo caían varios rayos al lado del ala, que no impactaron por varios metros. Fue, sin duda alguna, el aterrizaje más terrorífico que haya tenido nunca
Pero lo mejor estaba reservado para la vuelta. Salimos desde Morelia el sábado día 26 a las 10 de la mañana hacia el aeropuerto de México. El viaje con Air France nos llevaría a Madrid haciendo escala en París. No hubo ninguna novedad hasta una hora después de empezar el vuelo. Entonces, empezamos a notar un fuerte olor a quemado que nos hizo ponernos nerviosos. Al rato, se desconectaron todas las televisiones y varias cosas eléctricas del avión. Entonces el capitán anuncia que, debido a un fallo eléctrico desconocido, tenemos que hacer un aterrizaje no previsto en Montreal (Canadá). Al aterrizar, entre 15 y 20 camiones de bomberos llegaron hasta nosotros con las sirenas a tope, y nos hacen bajar del avión. Así que estuvimos entre tres y cuatro horas en Montreal, hasta que nos dicen que ya habían arreglado el problema. Nos montamos en ¡el mismo! avión y seguimos hasta París. Os podéis imaginar que la tensión se podía cortar con tijeras.
En París, por supuesto, todos los pasajeros habíamos perdido las conexiones y nos dicen que nos alojaban en un hotel. Para nuestra sorpresa, nos mandan a un Ibis (lo más barato), pero sólo a los españoles y mexicanos. Al resto los reparten por otros hoteles de cadenas de más categoría. Este tipo de cosas son las que hacen que cojamos cariño a los franceses..... Pero la odisea no terminó ahí. Después de una noche bastante incómoda por la dudosa limpieza de las sábanas, nada dudosa suciedad del cuarto y el desayuno más cutre que haya visto en años, llegamos otra vez al aeropuerto.
Nos montamos en el avión que nos llevaría a Madrid y, tras 15 minutos esperando, el capitán avisa de que el sistema de oxígeno del avión no funciona y que tienen que ir a repararlo. A los 30 minutos avisa de que lo han cambiado pero que sigue sin funcionar y 20 minutos después nos dice que ya lo han arreglado. Ya no sabernos si creérnoslo o no.... Por supuesto, toda la información sólo en inglés y francés a pesar de que íbamos a Madrid
Llegué a Madrid el 28 a las 11:00. Ahí los "amables" dependientes de Airfrance nos informan de que no tenemos derecho a indemnización alguna porque el primer incidente se debió a un fuego en la zona de carga, y que el aterrizaje fue grave y de emergencia, y por tanto ellos no tienen la culpa. Que el resto de inconvenientes (perder un día de trabajo, además de más de una hora de retraso en el último avión) no eran culpa suya y que no teníamos derecho a nada.
Es la última vez que vuelo con Air France. Creíamos que, puesto que ellos protagonizaron el último gran accidente de aviación en el Atlántico, extremarían la seguridad y la amabilidad para sus clientes...... pero parece que han optado por todo lo contrario.
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